Morgan Robertson y el Titanic

 

El escritor Morgan Robertson escribió en 1898 una novela en la que describía el primer viaje de un gran transatlántico llamado “Titán” y que se consideraba “insumergible”. Aquel barco, según el argumento del libro, se hundió una noche de abril después de chocar con un iceberg en el Atlántico.

 

 

Casualmente, 14 años después, en abril de 1912, el famoso barco Titanic, el barco más grande de su época y bautizado por sus creadores como “el barco insumergible”, naufragó en las mismas circunstancias a las escritas por Robertson, cuyo ficticio buque poseía numerosas características parecidas a las del Titanic. El número de pasajeros, tripulantes y botes salvavidas, el tonelaje, la magnitud e incluso la velocidad del impacto con el iceberg fueron los datos prácticamente exactos a los que el autor relató en su novela.

Para el autor, que escribía en las postrimerías de la era victoriana, el insumergible Titán es un símbolo de orgullo desmedido y, al igual que en el Titanic, quedan patentes las divisiones sociales tanto de finales del siglo XIX como de principios del XX.

 «’The Wreck of the Titan’ es más que una curiosidad —escribió el editor Simon Hewitt en 1998 cuando Simon & Schuster reeditó el libro coincidiendo con su centenario— y en cuanto a su asombrosa premonición del Titanic, nadie puede decir a ciencia cierta si se trata de una extraña serie de coincidencias o si lo que actuó ahí fue algo mucho más enigmático».

 

 

No es la del Titán Titanic, la única premonición de la literatura de este autor. También escribió otra novela titulada ‘Más allá del espectro’ en la que pronosticó una futura guerra entre Estados Unidos y Japón, que arrancaría con un ataque marino por sorpresa de los asiáticos a instalaciones norteamericanas. Sería otro guión escasamente original de lo sucedido en Pearl Harbor, si no fuera porque se escribió 27 años antes, en 1914, un año antes de morir por sobredosis de protiodide, yoduro de mercurio.

El cuerpo de Morgan Robertson se encontró delante de una ventana abierta por la que, presumiblemente, estuvo mirando al mar hasta que sus ojos se cerraron definitivamente.

Me encanta la astrología así que, como buena curiosa, me aventuré a buscar cómo estaba el cielo la noche del hundimiento del Titanic. Para mi sorpresa, se abrió un punto de vista nuevo sobre la tragedia.

Os dejo aquí el artículo de National Geographic hablando sobre el evento astrológico que regía el cielo en esos momentos:

Pocas semanas antes del aniversario del hundimiento del Titanic, unos científicos han revelado una nueva teoría que explicaría las causas del desastre marítimo más famoso de la historia.

Según el informe, una rara alineación del Sol, la luna llena y la Tierra habría desencadenado la tragedia que tuvo lugar el 14 de abril de 1912.

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