COMO ATRAJE A MI COMPAÑERO DE VIDA
Una historia de sincronicidades y causalidades.
«Para todos los seres de luz que desean atraer el amor verdadero a sus vidas»
Por Cristina B. Herrero, Instagram @mujerdeluz07
Hubo una temporada de mi vida que no dejaba de tener desilusiones sentimentales, en parte por que buscaba donde no debía, y el verdadero problema es que buscaba. Las personas que llegaban a mi vida eran inmaduras, falsas y con intenciones diferentes a las mías, por ello, con el tiempo comprendí que solo eran un reflejo de mi misma, de mi alma insegura e inmadura.
Sabía que para invocar a mi compañero de vida, a mi pareja verdadera, debía cambiar y dejar de buscar. Llegaría de manera inesperada, como un tsunami que no ves venir y que te arrastra a sus profundidades.
Llevaba tiempo que sentía en mi interior que ya era la hora de encontrarme con él. Apenas le había intuido en sueños, no conocía su rostro pero si su alma, su esencia. Sabía que el universo me lo haría llegar, pero necesitaba un pequeño empujoncito.
No era muy practicante de rituales pero decidí investigar un ritual de eclipse lunar que pudiera realizar para atraer a mi verdadero amor. El ritual consistía en escribir en papel tus deseos más sagrados, junto a dos velas rojas que representan el amor, depositar los papeles doblados en el centro y realizar una meditación previa para visualizar tus realidades y dar las gracias a tus guias y maestros por hacerlos realidad.
En mi caso decidí formular mis propias palabras: “Agradezco a mis seres de luz, a mis guias, al universo, por hacer llegar la abundancia a mi vida, desde el corazón hago un llamamiento a mi amor verdadero, a mi compañero de vida que me acompañará en mi camino divino. Gracias, gracias, gracias, que así sea.”
Después formulé mis otros deseos para el nuevo 2019, decretando dejar todo lo negativo en el pasado y empezar un nuevo ciclo, un reset completo en cuanto a trabajo, relaciones, estilo de vida, país, TODO.
Mi alma me pedía un cambio, pero también un sacrificio que a la larga iba a iluminar mi camino, un camino que estaría lleno de magia, causalidades, sincronicidades y mi propio auto descubrimiento espiritual y divino.
Todo comenzó una mágica noche del 27 de julio de 2018, era mi cumpleaños y además había un eclipse de luna roja espectacular. Ese día me encontraba en un Hotel de Amsterdam cerca del aeropuerto con mis compañeros de trabajo. Mi trabajo como azafata de vuelo me permitía viajar por toda Europa y quedarme en los mejores hoteles por semanas.
Esa noche en particular el vuelo había sido largo, fastidioso y muy angustioso, estaba resfriada y tuve conflictos con la jefa de cabina por volar en ese estado.
A pesar de mis bajos ánimos, decidí bajar más tarde para preparar mi ritual de Eclipse Lunar para atraer a mi pareja. Sentía que era una noche donde todo estaba alineado, donde la energía era palpable. Preparé todo y me senté al exterior, en un lugar cómodo y alejado. Contemplando la luna teñida de rojo, mi interior comprendió que la persona que estaba destinada a ser para mí andaba más cerca que nunca, del mismo modo que hueles en el aire que se acerca una tormenta, que de forma inevitable va a remover toda tu vida. Mi intuición me decía que iba a funcionar, que realizara aquel llamamiento de corazón y que iba a aparecer. Por aquel entonces llevaba años practicando la técnica de la ley de la atracción. Atraer y decretar tus realidades, todo aquello que quieres manifestar en tu vida. Al concluir mi ritual, volví a la habitación a descansar, con una amplia sonrisa de oreja a oreja, sabiendo que las energías se habían removido y algo también dentro de mí.
El 12 de Agosto de 2018, justo 16 días después de mi llamamiento, me encontraba en Praga, en la República Checa visitando a un amigo que conocí en Barcelona, él y su ex pareja me invitaron a recorrer algunos bares y discotecas de la zona, por temor a ser víctima de un robo, decidí dejar mi teléfono en su apartamento, al pasar por el segundo bar mi amigo decidió volver a casa para descansar, quedándome con su expareja. Llegamos a una discoteca subterránea muy moderna. Me dejó un momento para irse a fumar. Pasó una hora sin verlo, lo busqué pero sin éxito. Jamás lo volví a ver. Sin recordar la dirección de mi amigo, ni tener dinero ni teléfono me vi sola y desamparada en un país y lengua que no conocía.
Al cabo de unas horas, en plena madrugada me senté en una mesa en recepción decidiendo que hacer, llamé a mi madre desde el teléfono del establecimiento pero debido a las altas horas de la noche nadie me respondió.
Alcé la vista y un chico joven me preguntó si necesitaba ayuda y hablé con él un rato, era de nacionalidad francesa y estaba bastante afectado por el alcohol. Minutos después apareció otro chico, era su amigo. Era un chico rubio, de ojos azules y joven, también francés, apenas hablaba inglés y nada de español.
No obstante, le expliqué lo que me había ocurrido y rápidamente me ofreció su teléfono y me comentó que podría descansar y pasar la noche en su hostal donde se hospedaba con sus amigos de la armada del aire francesa. Me dijo que podía dormir en su litera, y en cambio él dormiría al lado en el suelo. Opté por irme con él y descansar para solucionar mi problema mañana. Por la mañana me desperté con una nota mal escrita en medio inglés-español que decía que si su teléfono se había quedado sin batería y apagado que lo despertara para poner la contraseña.
Aquella situación me hizo mucha gracia, y automáticamente se despertó y les robo galletas a sus compañeros para que pudiera desayunar. Finalmente pude contactar con mi madre, que finalmente me dio el teléfono de mi amigo. Antes de regresar le dí las gracias a aquel chico y nos guardamos los contactos.
Aquella situación tan negativa pronto se convertiría en un bonito desenlace y una bonita historia de amor, a pesar de que yo seguía convencida que nunca más volvería a ver a aquel amable chico que me ayudó, que todo se quedaría ahí.
Recuerdo las palabras de mi madre diciéndome; “Todo las experiencias negativas después se convierten en positivas, de lo malo siempre sale algo bueno,”
Justo en fin de año, el 31 de diciembre de 2018, recibí un mensaje del chico de Praga, que casualmente se encontraba de viaje visitando Barcelona, ¡Claro, casualmente…!” Al principio ni le contesté, pero después me animé a aceptar tomarme unas copas con él y un amigo de su cuidad. Aquella noche había fiesta, pero todos ya teníamos las entradas reservadas y ellos no podrían entrar en la fiesta con nosotros.
Pero… una vez más el Universo confabuló a mi favor para que misteriosamente dos familiares se pusieran enfermos y no pudieran asistir, así que aprovecharon las entradas. Recuerdo los comentarios de mi hermana diciéndome lo caballeroso y amable que había sido conmigo. Y empecé a verle un atractivo, más allá del plano físico.
Tras pasar una noche increíble todos juntos, empecé a darme cuenta que aquel chico ya resonaba en mi interior.
Un mes más tarde volvimos a hablar por mensajes, era a diario, ambos nos ayudábamos con el traductor. De hecho yo tenía un vuelo previsto para pasar unos días en el campo de un amigo en Alicante, no obstante el destino tenía otros planes reservados para mí…
Recibí un mensaje unos días antes de mi vuelo, era el francés, me suplicó que lo fuera a ver a Montpellier, donde se crió de pequeño, a 4 horas en coche para pasar un fin de semana con él. Me explicó que le dieron vacaciones para que pudiera atender un problema familiar y me necesitaba a su lado. En un principio le dije que era imposible, ya que tenía un vuelo para irme a otro lugar, pero no acababa de estar convencida del todo, ya que una voz interior me susurró que debía cancelar ese vuelo, mi corazón se activó de manera inmediata pidiéndome a gritos que debía estar con él, como si mi corazón y el de él formaran parte de una bola magnética que debían encontrarse y juntarse de inmediato.
Unas horas después le avisé que estaría en Montpellier por la mañana. Esa decisión fue arriesgada pero dentro de mí supe que era la correcta. Mientras iba conduciendo, me embargó una sensación de emoción y aventura pero también de seguridad.
Al llegar, noté que ambos estábamos realmente nerviosos, pero con el tiempo nos fuimos relajando, a pesar de hablar dos idiomas distintos, nos comprendíamos con cierta facilidad.
Los paseos por las calles francesas, los monumentos, los bares, todo cobró su encanto y aquel chico ya pasó a ser alguien especial con quien conecté casi de inmediato. Me llevó a sus restaurantes favoritos, recorriendo misteriosas callejuelas de noche y hablando sobre la vida y nuestras experiencias.
Después de ese viaje, ya no era la misma. Me había enamorado. Y lo mejor de todo, él también. Pero si queríamos estar juntos debíamos tener paciencia y llevar la relación a distancia. De pronto ya había pasado un año, un año de mágicas aventuras juntos, él viviendo en Francia y yo en Barcelona, cogiendo aviones, buses, coche, dos veces al mes para volver a encontrarnos, contando los días hasta poder abrazarnos de nuevo. Fue nuestra primera relación a distancia para los dos, pero la supimos llevar a las mil maravillas. Sólo habían dos posibilidades; Que nuestra relación se fortaleciera o se apagase.
En nuestro caso se hizo más fuerte que nunca, hasta que el 14 de febrero de 2020 me mudé definitivamente a vivir con él a Francia, a un pueblo cerca de Alemania. Ese cambio radical de país, de vida, de cultura, me transformó como persona, como ser espiritual. El llamamiento que realicé no tardó más de 16 días en cumplirse, y se manifestó definitivamente en año nuevo, justo como lo decreté. De hecho el número 16 entre otros significados, representa la presencia de retos y pruebas que se nos presentarán en la vida, para probar nuestra fortaleza y valentía y prepararnos para cosas mucho más grandes. Nos enseña que debemos tomar otra dirección, y en mi caso fue así.
El 14 de febrero de 2021 esperamos a nuestro primer hijo, Leo-Maël.